Esperanza contra viento y marea

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Levantándose de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón; y entrando en una casa, no quiso que nadie lo supiese; pero no pudo esconderse. Porque una mujer, cuya hija tenía un espíritu inmundo, luego que oyó de él, vino y se postró a sus pies. La mujer era griega, y sirofenicia de nación; y le rogaba que echase fuera de su hija al demonio. Pero Jesús le dijo: Deja primero que se sacien los hijos, porque no está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos. Respondió ella y le dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos, debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos. Entonces le dijo: Por esta palabra, ve; el demonio ha salido de tu hija. Y cuando llegó ella a su casa, halló que el demonio había salido, y a la hija acostada en la cama. Marcos 7:24-30


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Levantándose de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón; y entrando en una casa, no quiso que nadie lo supiese; pero no pudo esconderse. Porque una mujer, cuya hija tenía un espíritu inmundo, luego que oyó de él, vino y se postró a sus pies. La mujer era griega, y sirofenicia de nación; y le rogaba que echase fuera de su hija al demonio. Pero Jesús le dijo: Deja primero que se sacien los hijos, porque no está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos. Respondió ella y le dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos, debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos. Entonces le dijo: Por esta palabra, ve; el demonio ha salido de tu hija. Y cuando llegó ella a su casa, halló que el demonio había salido, y a la hija acostada en la cama. Marcos 7:24-30


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Levantándose de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón; y entrando en una casa, no quiso que nadie lo supiese; pero no pudo esconderse. Porque una mujer, cuya hija tenía un espíritu inmundo, luego que oyó de él, vino y se postró a sus pies. La mujer era griega, y sirofenicia de nación; y le rogaba que echase fuera de su hija al demonio. Pero Jesús le dijo: Deja primero que se sacien los hijos, porque no está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos. Respondió ella y le dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos, debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos. Entonces le dijo: Por esta palabra, ve; el demonio ha salido de tu hija. Y cuando llegó ella a su casa, halló que el demonio había salido, y a la hija acostada en la cama. Marcos 7:24-30


¿Has visto la película “En busca de la felicidad” (The Pursuit of Happiness) protagonizada por Will Smith?


La historia trata de un hombre llamado Chris Gardner. Él cual es un padre de familia que como la mayoría de nosotros lucha por sobrevivir. Sin embargo al pobre cuate le va mal en la vida, al parecer todo lo que hace le sale mal. ¿No te has sentido alguna vez así? Que hasta parece que el universo conspira contra de ti. Pues así está este hombre durante toda la película.


Para empezar no tiene mucho dinero, pero es un padre responsable y amoroso, a grandes rasgos es una buena persona que se puede notar a lo lejos, es alguien que siempre le echa ganas en lo que hace. Sin embargo su esposa no soporta la presión económica y decide abandonarlo y no sólo eso sino que se quiere llevar a su hijo. Pero espera, las cosas se ponen aún peor, a este Chris, lo corren de su trabajo y al no poder pagar la renta lo sacan de su apartamento.


Unas de las más tristes y conmovedoras escenas es cuando no tiene en donde dormir y se tiene que quedar a dormir en un baño público. Chris no puede evitar llorar mientras alguien intenta entrar al baño y él con su pie está deteniéndolo para que no entren y molesten el sueño de su hijo.


Pobre tipo le va mal en todo, no obstante su determinación, su esperanza en algo mejor lo saca adelante. En una ocasión le comparte su filosofía a su hijo: “Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo. Ni siquiera yo, ¿Ok? Si tienes un sueño, tienes que protegerlo. Las personas que no son capaces de hacer algo te dirán que tú tampoco puedes. Si quieres algo ve por ello y punto”


Este consejo parecería que lo escuchó la mujer sirofenicia. Ella como la mayoría de nosotros tenía un sueño. Su sueño era que su hija fuera libre del demonio. Estoy 100% seguro que esta mujer griega había hecho todo lo posible, para ayudar a su hija. Seguramente su esperanza se estaba siendo atacada por viento y marea, es decir, su esperanza estaba siendo puesta a prueba.


Hasta ahora nada le había funcionado, el error era que su esperanza estaba puesta en cualquier cosa, menos en lo que realmente vale la pena ponerla, en Jesús.


Jesús pudo desde un principio curar a la hija de esta mujer, sin embargo no lo hizo así. Jesús también sabía lo que contestaría la mujer ante la negativa de ayudarle.


Lo fabuloso o lo sorprendente de esta historia es que el mismo Jesús, nos deja ver la esperanza de esta madre, no es una esperanza cualquiera que se hunde al primer soplido, ni tampoco se minimiza cuando sube al marea, no, claro que no, esta es una esperanza contra viento y marea.


La actitud de la mujer es de admirase ante la negativa del Maestro, ella le da la razón (“Sí, Señor) reconoce que no merece tal honor. Pero también sabe perfectamente que por gracia comen los perritos. Y es ahí donde está su esperanza.


Esta es la clase de esperanza que el Señor nos ofrece, esperanza para valientes. Es por eso que el Señor dice: “Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los valientes lo arrebatan”


Tengamos esta clase de esperanza, con ímpetu e intensidad extraordinaria. Esperanza contra viento y marea.


Enviado por Alejandro Cunillé Fuentes



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