Debemos confiar totalmente en Dios, para poder transmitirles a otros un mensaje con autoridad

Compartir

martes 12 de marzo de 2013 – 01:20 p.m. 257

¿Puedes verlo?

El teatro es un arte enfocado en la actuación y la escenificación de sucesos o historias. Desde que nacemos nosotros lo practicamos, ya sea cuando compartimos alguna anécdota con alguien, o bien cuando un niño, para no ser castigado niega haber hecho algo, simula no saber nada, hace teatro y así a lo largo de nuestra vida llegamos incluso a asumir varios personajes.

Una rama del arte teatral es la pantomima, quienes la practican logran asombrarnos con la admirable capacidad de mostrar al público algo que no existe, ya que con la expresión del cuerpo simulan y logran de esa manera transmitirnos emociones.

Un actor de pantomima tiene que llegar al corazón del público y hacerles vivir la escena que se está exhibiendo, su trabajo es que los demás sientan y perciban lo que él está viendo y sintiendo, ya sea tristeza, dolor, alegría, molestia, etc.

Esto me hace pensar en la forma en que podemos ser usados por Dios para bendecir a otros. Ya que si no creemos en Él y en lo que puede hacer por nosotros, difícilmente podremos lograr que otros crean en Dios y su poder. Si es nuestro anhelo que algún familiar o amigo conozca a nuestro padre, pues ¿cómo esperamos que llegue a creer que Dios existe, que no se ha olvidado de ellos y que quiere bendecirlos, si nosotros mismos estamos dudando?. Debemos poner nuestra confianza total en Dios, para poder transmitirle a otros un mensaje con autoridad.

Estemos seguros en quién hemos creído, sin mirar el tiempo, las circunstancias, ni el qué dirán. Toma con tus manos ahora todo lo que Dios tiene para ti, los demás podrán verlo si crees en verdad que es real.

Que en los momentos de prueba podamos decir al igual que Pablo “pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.” 2 Timoteo 1:12.

Un teatro es creíble gracias a los personajes que le dan vida a lo que no existe. Si esto funciona para transmitir una ficción, cuanto mas debemos ser efectivos para hablar de alguien que sí existe y que es tan real como tú y yo. Eres el personaje principal, tienes un rol protagónico para que el mundo crea en quién te salvó.

Por: Telma Céspedes.

Compartir