El ministerio del Espíritu Santo

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Tomado de www.ministros.org

Optimized-paloma-blanca-espiritu-santo1La iglesia comenzó como un movimiento dirigido por el Espíritu Santo enviado por el Padre a petición del Hijo para revelar, iluminar y preservar a los creyentes del error. Los grandes movimientos conocidos hoy día como “Iglesias Históricas”  fueron el producto de grandes avivamientos con señales y prodigios operados por el mismo Espíritu Santo. Ciertamente no había mucha organización, pero había un organismo íntegro; no se usaban los términos teológicos de hoy, pero se predicaba la Palabra y la gente era redargüida por el poder del Espíritu Santo. Entonces escaseaban los conceptos programáticos, pero había una profunda pasión por exaltar a Cristo y por alcanzar a todo el mundo.

No hay duda que nos hemos superado mucho en programa, en tecnología, en teología; pero ¿Qué esta pasando con el ministerio del Espíritu Santo en la Iglesia?  Hemos sustituido la convicción por persuasión, el compromiso por la afiliación; la predicación de la Palabra por el discurso académico; el discernimiento por la psicología.

Podemos sentirnos orgullosos de tener congregaciones más sofisticadas y aculturadas,  pero lamentablemente a pesar de tantos grados, no hay el calor y fervor de aquellos primeros creyentes. La dinámica de dirección se la debemos a los estrategas del evangelio mientras que entonces era el mismo Espíritu Santo quien llamaba, ordenaba y enviaba a los mensajeros.

Las consecuencias de un Espíritu Santo contristado se hacen sentir en la indiferencia de los creyentes,  la dualidad pretendida con que muchos quieren vivir la vida cristiana; la ausencia de los dones en el servicio, y el gran vacío que manifiestan muchos al congregarse. Tenemos mucha gente, pero pocos nacidos de nuevo, ¿será eso lo que llaman crecimiento? La gente se une a la Iglesia, pero no a Cristo; porque entonces era el Espíritu quien añadía a la iglesia los que habían de ser salvos. Hoy día no podemos decir “ni oro ni plata tenemos”, pero tampoco podemos decir “en el nombre de Jesús levántate y anda”… Tenemos dinero, nos falta el poder; tenemos educación, nos falta pasión; tenemos organización nos falta visión.

La proliferación de errores y horrores, el desaliento ministerial y la adoración mecánica  son evidencia de la ausencia del ministerio del Espíritu Santo en medio de la iglesia. El movimiento se ha convertido en monumento, y la crisis demanda una vuelta atrás; “Si mi pueblo que lleva mi nombre se humilla y ora y me busca y abandona su mala conducta yo lo escucharé desde el cielo y  perdonaré su pecado y restauraré su tierra” (2 Crónicas 7:14)  Amen, que así sea.

 José D. Rivera Tormos (D. Min.)

Tomado de www.ministros.org

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