Muchas veces nos paralizamos ante ideas que queremos desarrollar, proyectos a iniciar o “cerrar un capítulo de nuestra vida” que dejamos pendiente de concluir. Si te encuentras en una de esas etapas de tu vida, anímate a dar ese primer paso y no te preguntes cómo vas a continuar, simplemente comienza y encomienda a Dios el resto de tus pasos.