En esta época donde lo que escuchamos a diario son noticias relacionadas con el aumento de la violencia por parte de grupos terroristas, todos los dedos apuntan hacia un problema islámico. No hay duda que la religión y la violencia son un tema difícil, sobre todo en este momento con
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Controlando los impulsos
Los impulsos son cosas que no podemos controlar por nuestra propia fuerza pero, es allí en donde obra el poder del Espíritu Santo de Dios el cual nos capacita para no
Lo torcido se puede enderezar
Muy a menudo queremos abrir y entrar por puertas las cuales Dios no quiere dejarnos pasar por ellas; ya que si así lo
¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?
Creer no es producto de un sentimiento, sino de una decisión basada en la convicción que produce la veracidad de la palabra de Dios en nuestras vidas. Creerle a Dios te lleva a ser su amigo, a sentirte seguro y a Ver Su Gloria Majestuosa manifestarse en Tu Vida.
¿Dónde enjuiciaron a Jesús?
Justo dentro de las paredes occidentales de la ciudad vieja de Jerusalén, bajo una alta fortificación de la era otomana conocida erróneamente como la Torre de David, arqueólogos esta semana proclamaron el descubrimiento del sitio del juicio de Jesús por Poncio Pilatos, en el que fue condenado a morir por crucifixión.
Cuando un hermano cae, ¿cuál es tu actitud?
Cada cierto tiempo se hace pública la caída de algún creyente, el desvío de una iglesia local o el mal testimonio de alguna organización cristiana. Todos esos son casos muy tristes, pues dañan al cuerpo de Cristo en general y son usados por los impíos para acusar a Dios. Sin embargo, hay algo aún más triste: la actitud de muchos de sus mismos hermanos que en vez de lamentarse sinceramente por la caída y sus consecuencias, en vez de interceder o tratar de restaurar, aprovechan la ocasión para exaltarse a ellos mismos (proclamando su propia justicia), para anunciar que se cumplió su pronóstico (yo lo sabía, yo lo dije) o hasta para tomar provecho de la situación. La caída de Israel ilustra este mal proceder. El pueblo se corrompió a un punto tal que se hizo abominable ante Dios y recibió su castigo, pero mientras su ciudad era destruida (Jerusalén), los edomitas, que eran familiares suyos, se alegraron, se jactaron, echaron mano de sus bienes y hasta mataron ellos mismos a quienes lograron escapar. Por eso, ningún pueblo de la antigüedad fue reprendido con tanta dureza como Edom, a su castigo se le dedicó un libro completo del Antiguo Testamento (Abdías) y porciones de muchos otros(A). A diferencia de Nínive, no se les predicó arrepentimiento, sino total destrucción («serán como si no hubieran sido»), evidencia del fuerte desagrado que creó en Dios su actitud hacia sus propios hermanos.
La verdadera motivación
Los edomitas eran los descendientes de Esaú (llamado Edom), hermano de Jacob (llamado Israel) y mantenían muy viva la vieja rivalidad entre sus antepasados: su padre tuvo en poco la promesa de Dios y vendió ese derecho a su hermano por un plato de comida. Así, llegó a convertirse Israel en el pueblo de la promesa, pero los hijos de Esaú (edomitas) aprovechaban cada oportunidad para atacarles: bloqueando su paso, uniéndose a otros pueblos en sus ataques o aprovechando el castigo de Dios para canalizar su propio resentimiento. Tiempo atrás, cuando el pueblo de Israel caminaba hacia la tierra prometida, Moisés pidió permiso al rey de Edom para pasar por su territorio, lo hizo apelando a su condición de hermano («así dice Israel tu hermano(B)»), con un ruego y con la garantía de que no tocaría nada de su territorio: «te rogamos que pasemos por tu tierra. No pasaremos por labranza, ni por viña, ni beberemos agua de pozos; por el camino real iremos, sin apartarnos a diestra ni a siniestra, hasta que hayamos pasado tu territorio(C)». Esta fue la respuesta de Edom: «no pasarás por mi país; de otra manera, saldré contra ti armado(D)». Israel apeló a ellos una vez más, pues quizás se trataba de un exceso de celo al proteger su territorio, le aseguró que ni aún el agua de sus pozos sería tocada: «y los hijos de Israel dijeron: por el camino principal iremos; y si bebiéremos tus aguas yo y mis ganados, daré el precio de ellas; déjame solamente pasar a pie, nada más(E)». Y nuevamente, esta fue la respuesta de Edom, ahora mucho más hostil: «No pasarás. Y salió Edom contra él con mucho pueblo, y mano fuerte. No quiso, pues, Edom dejar pasar a Israel por su territorio, y se desvió Israel de él(F)».
Los edomitas de hoy
Podría ser que la motivación de quienes siguen hoy el camino de los edomitas (alegrándose, jactándose y aumentando la aflicción del hermano caído) sea un fuerte celo por la obra de Dios mal canalizado, pero en muchos casos la motivación podría ser todavía más baja: soberbia, arrogancia y la falta de misericordia; envidia, celos y viejas rencillas sin superar. Quiero pensar que les mueve la gloria de Dios, pero ni en su adoración ni en la proclamación del evangelio, ni en la edificación de las iglesias son tan militantes como al momento de perseguir a sus propios hermanos, lo hacen de forma tan visceral y combativa que hasta superan a los enemigos de Dios. Ni los impíos más combatientes muestran tanto afán, en determinados casos parece una fijación. Israel se mercería el castigo, sus pecados eran tantos que virtualmente casi cualquier pecado presente entre nosotros hoy puede ser encontrado allá: inmoralidad sexual, idolatría, sacrificio de niños, falsos maestros que le predicaban al pueblo lo que el pueblo quería oír y diversas formas de injusticia. Esta fue la evaluación de ellos que hizo Isaías:
¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron a Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás. ¿Por qué querréis ser castigados aún? ¿Todavía os rebelaréis? Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite. Isaías 1:4-6
No Abandones El Proceso (Con versiculos sobre los procesos de Dios)
Los Procesos son el camino al Propósito. Si abandonas el Proceso, abandonas tu Propósito. Si no eres atravesado por procesos, entonces vives por vivir y no tienes un propósito en la vida.
Muchas personas quieren que Dios cumpla su propósito en ellos pero no quieren atravesar procesos, sin embargo, déjame decirte que
Si te menosprecian, Dios te pondrá muy alto
Quizá la gente te menosprecie porque no vea en ti lo que Dios sí ve en ti, pueda que tengas grandes sueños que quieres alcanzar pero al escuchar
Fortaleza en momentos difíciles
Es en los momentos más difíciles de la vida en los cuales tenemos los mejores encuentros personales con Dios. Y es que pareciera ser que nuestro espíritu
Los desiertos de la vida
Salmos 30: 5 “Porque un momento será su ira, Pero su favor dura toda la vida. Por la noche durará el lloro, Y a la mañana vendrá la alegría.”
¿Quien no ha pasado un desierto espiritual?, un momento de esos en donde te sientes solo, en donde
4 Respuestas al problema de la violencia en la Biblia
En esta época donde lo que escuchamos a diario son noticias relacionadas con el aumento de la violencia por parte de grupos terroristas, todos los dedos apuntan hacia un problema islámico. No hay duda que la religión y la violencia son un tema difícil, sobre todo en este momento con
Controlando los impulsos
Los impulsos son cosas que no podemos controlar por nuestra propia fuerza pero, es allí en donde obra el poder del Espíritu Santo de Dios el cual nos capacita para no
Lo torcido se puede enderezar
Muy a menudo queremos abrir y entrar por puertas las cuales Dios no quiere dejarnos pasar por ellas; ya que si así lo
¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?
Creer no es producto de un sentimiento, sino de una decisión basada en la convicción que produce la veracidad de la palabra de Dios en nuestras vidas. Creerle a Dios te lleva a ser su amigo, a sentirte seguro y a Ver Su Gloria Majestuosa manifestarse en Tu Vida.
¿Dónde enjuiciaron a Jesús?
Justo dentro de las paredes occidentales de la ciudad vieja de Jerusalén, bajo una alta fortificación de la era otomana conocida erróneamente como la Torre de David, arqueólogos esta semana proclamaron el descubrimiento del sitio del juicio de Jesús por Poncio Pilatos, en el que fue condenado a morir por crucifixión.
Cuando un hermano cae, ¿cuál es tu actitud?
Cada cierto tiempo se hace pública la caída de algún creyente, el desvío de una iglesia local o el mal testimonio de alguna organización cristiana. Todos esos son casos muy tristes, pues dañan al cuerpo de Cristo en general y son usados por los impíos para acusar a Dios. Sin embargo, hay algo aún más triste: la actitud de muchos de sus mismos hermanos que en vez de lamentarse sinceramente por la caída y sus consecuencias, en vez de interceder o tratar de restaurar, aprovechan la ocasión para exaltarse a ellos mismos (proclamando su propia justicia), para anunciar que se cumplió su pronóstico (yo lo sabía, yo lo dije) o hasta para tomar provecho de la situación. La caída de Israel ilustra este mal proceder. El pueblo se corrompió a un punto tal que se hizo abominable ante Dios y recibió su castigo, pero mientras su ciudad era destruida (Jerusalén), los edomitas, que eran familiares suyos, se alegraron, se jactaron, echaron mano de sus bienes y hasta mataron ellos mismos a quienes lograron escapar. Por eso, ningún pueblo de la antigüedad fue reprendido con tanta dureza como Edom, a su castigo se le dedicó un libro completo del Antiguo Testamento (Abdías) y porciones de muchos otros(A). A diferencia de Nínive, no se les predicó arrepentimiento, sino total destrucción («serán como si no hubieran sido»), evidencia del fuerte desagrado que creó en Dios su actitud hacia sus propios hermanos.
La verdadera motivación
Los edomitas eran los descendientes de Esaú (llamado Edom), hermano de Jacob (llamado Israel) y mantenían muy viva la vieja rivalidad entre sus antepasados: su padre tuvo en poco la promesa de Dios y vendió ese derecho a su hermano por un plato de comida. Así, llegó a convertirse Israel en el pueblo de la promesa, pero los hijos de Esaú (edomitas) aprovechaban cada oportunidad para atacarles: bloqueando su paso, uniéndose a otros pueblos en sus ataques o aprovechando el castigo de Dios para canalizar su propio resentimiento. Tiempo atrás, cuando el pueblo de Israel caminaba hacia la tierra prometida, Moisés pidió permiso al rey de Edom para pasar por su territorio, lo hizo apelando a su condición de hermano («así dice Israel tu hermano(B)»), con un ruego y con la garantía de que no tocaría nada de su territorio: «te rogamos que pasemos por tu tierra. No pasaremos por labranza, ni por viña, ni beberemos agua de pozos; por el camino real iremos, sin apartarnos a diestra ni a siniestra, hasta que hayamos pasado tu territorio(C)». Esta fue la respuesta de Edom: «no pasarás por mi país; de otra manera, saldré contra ti armado(D)». Israel apeló a ellos una vez más, pues quizás se trataba de un exceso de celo al proteger su territorio, le aseguró que ni aún el agua de sus pozos sería tocada: «y los hijos de Israel dijeron: por el camino principal iremos; y si bebiéremos tus aguas yo y mis ganados, daré el precio de ellas; déjame solamente pasar a pie, nada más(E)». Y nuevamente, esta fue la respuesta de Edom, ahora mucho más hostil: «No pasarás. Y salió Edom contra él con mucho pueblo, y mano fuerte. No quiso, pues, Edom dejar pasar a Israel por su territorio, y se desvió Israel de él(F)».
Los edomitas de hoy
Podría ser que la motivación de quienes siguen hoy el camino de los edomitas (alegrándose, jactándose y aumentando la aflicción del hermano caído) sea un fuerte celo por la obra de Dios mal canalizado, pero en muchos casos la motivación podría ser todavía más baja: soberbia, arrogancia y la falta de misericordia; envidia, celos y viejas rencillas sin superar. Quiero pensar que les mueve la gloria de Dios, pero ni en su adoración ni en la proclamación del evangelio, ni en la edificación de las iglesias son tan militantes como al momento de perseguir a sus propios hermanos, lo hacen de forma tan visceral y combativa que hasta superan a los enemigos de Dios. Ni los impíos más combatientes muestran tanto afán, en determinados casos parece una fijación. Israel se mercería el castigo, sus pecados eran tantos que virtualmente casi cualquier pecado presente entre nosotros hoy puede ser encontrado allá: inmoralidad sexual, idolatría, sacrificio de niños, falsos maestros que le predicaban al pueblo lo que el pueblo quería oír y diversas formas de injusticia. Esta fue la evaluación de ellos que hizo Isaías:
¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron a Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás. ¿Por qué querréis ser castigados aún? ¿Todavía os rebelaréis? Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite. Isaías 1:4-6
No Abandones El Proceso (Con versiculos sobre los procesos de Dios)
Los Procesos son el camino al Propósito. Si abandonas el Proceso, abandonas tu Propósito. Si no eres atravesado por procesos, entonces vives por vivir y no tienes un propósito en la vida.
Muchas personas quieren que Dios cumpla su propósito en ellos pero no quieren atravesar procesos, sin embargo, déjame decirte que
Si te menosprecian, Dios te pondrá muy alto
Quizá la gente te menosprecie porque no vea en ti lo que Dios sí ve en ti, pueda que tengas grandes sueños que quieres alcanzar pero al escuchar
Fortaleza en momentos difíciles
Es en los momentos más difíciles de la vida en los cuales tenemos los mejores encuentros personales con Dios. Y es que pareciera ser que nuestro espíritu
Los desiertos de la vida
Salmos 30: 5 “Porque un momento será su ira, Pero su favor dura toda la vida. Por la noche durará el lloro, Y a la mañana vendrá la alegría.”
¿Quien no ha pasado un desierto espiritual?, un momento de esos en donde te sientes solo, en donde