Salmo 91 Poderosa Oracion

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Salmos 91 Reina-Valera 1960 (RVR1960)

Morando bajo la sombra del Omnipotente

91 El que habita al abrigo del Altísimo
    Morará bajo la sombra del Omnipotente.

Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío;
Mi Dios, en quien confiaré.

El te librará del lazo del cazador,
De la peste destructora.

Con sus plumas te cubrirá,
Y debajo de sus alas estarás seguro;
Escudo y adarga es su verdad.

No temerás el terror nocturno,
Ni saeta que vuele de día,

Ni pestilencia que ande en oscuridad,
Ni mortandad que en medio del día destruya.

Caerán a tu lado mil,
Y diez mil a tu diestra;
Mas a ti no llegará.

Ciertamente con tus ojos mirarás
Y verás la recompensa de los impíos.

Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza,
Al Altísimo por tu habitación,

10 No te sobrevendrá mal,
Ni plaga tocará tu morada.

11 Pues a sus ángeles mandará acerca de ti,
Que te guarden en todos tus caminos.

12 En las manos te llevarán,
Para que tu pie no tropiece en piedra.

13 Sobre el león y el áspid pisarás;
Hollarás al cachorro del león y al dragón.

14 Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré;
Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.

15 Me invocará, y yo le responderé;
Con él estaré yo en la angustia;
Lo libraré y le glorificaré.

16 Lo saciaré de larga vida,
Y le mostraré mi salvación.

Salmo 91

Este es un salmo que habla directamente a los temores de cada persona y su necesidad de protección y seguridad. Está claro que la protección de Dios a los que se acercan a Él estaba centrada fundamentalmente en la mente del autor. En el Salmo 91:1-2, encontramos una descripción de un lugar especial para abrigo y refugio.

Tú eres mi refugio, mi fortaleza

1 El que habita al abrigo del Altísimo se acoge a la sombra del Todopoderoso.
2 Yo le digo al Señor: “Tú eres mi refugio, mi fortaleza, el Dios en quien confío.”
 

En el primer verso, la imagen visual es de uno que está resguardado en el lugar más seguro de Dios, su sombra y así protegidos por Su presencia. Tenemos que centrarnos en el que “habita” o vive en el lugar secreto de Dios, estos serán aquellos protegidos por su presencia omnipotente. No es quien pretende vivir en la presencia de Dios que será protegido, pero el que realmente vive allí.

La enseñanza clara de todo esto es que para lo creyente apropiarse de las promesas de Dios debe vivir en comunión perfecta con Dios, nunca actuando en la voluntad propia, pero haciendo sólo lo que Dios dirige en su Palabra. Debe estar totalmente consagrado al servicio de Dios y totalmente rendido a la autoridad de Jesús. 

El versículo dos nos dice que tenemos que confiar y reconocerlo como nuestro refugio y fortaleza. No debemos confiar en nuestras propias fuerzas y el intelecto para que nos salve del peligro. Tenemos que reconocer adonde nuestra protección real se encuentra. Esto implica la fe. Hebrews 11:6 dice,“Y sin fe es imposible agradar a Dios, porque cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que Él existe y que recompensa a los que le buscan.”

Sólo él puede librarte de las trampas del cazador

3 Sólo él puede librarte de las trampas del cazador y de mortíferas plagas, 

Aquí el salmista quiere que nos hace conscientes de que Dios nos salvará de ser atrapados o enredados por un enemigo, visible o invisible (Satanás y sus ángeles caídos). Dios también nos va a salvar de la “peste destructora”. Pestilencia se refiere a plagas mortales, terrible enfermedad, epidemias, etc. Podemos estar seguros de que cuando vivimos en el lugar secreto de Dios, Él nos librará de nuestros enemigos, visibles o invisibles.

Bajo sus alas hallarás refugio

4 pues te cubrirá con sus plumas y bajo sus alas hallarás refugio. ¡Su verdad será tu escudo y tu baluarte! 

Dios cubre y protege a aquellos que son suyos. Una vez más, el autor usa el lenguaje figurado para describir el amor de Dios, la fidelidad y la protección divina para aquellos que confían en Él.

No temerás el terror de la noche

5 No temerás el terror de la noche, ni la flecha que vuela de día,
6 ni la peste que acecha en las sombras ni la plaga que destruye a mediodía.
7 Podrán caer mil a tu izquierda, y diez mil a tu derecha, pero a ti no te afectará.

En estos versículos el escritor cambia su enfoque para el beneficiario. El creyente será sin temor, porque él está viviendo en el santuario interno del Dios Omnipotente. El terror de hoy puede ser la amenaza desconocida del terrorista o las armas de destrucción que ellos sueltan. Sea cual sea la amenaza, ellos no pueden penetrar la defensa del Todopoderoso. Pestilencia y plagas en la definición de hoy en día podría ser como el ántrax, el sida, el ébola, la viruela y otros. Sin embargo en el verso 7 vemos que aunque los miles puedan caerse en nuestro lado, aquellos en el cuidado de Dios permanecerán intocados.

8 No tendrás más que abrir bien los ojos, para ver a los impíos recibir su merecido. 

El segundo resultado es que sólo observaremos el castigo de Dios del malo, no lo experimentaremos. Hemos de estar profundamente agradecidos por la gracia de Dios y su misericordia indescriptible.

Lo que aprendemos del Salmo 91:3-8 es que Dios protege aquellos que son suyos. Él no permitirá ningún peligro o amenaza a su vida, excepto los que se filtra a través de Su mano soberana. Pero en cuanto a la enfermedad final del pecado, los que creen están eternamente liberado de su final inevitable. No hay muerte en el lugar secreto del Altísimo. Sí, hay amenazas de muerte que nos enfrentamos todos los días. Sin embargo, estas sólo pueden destruir nuestros cuerpos mortales. La muerte física del creente es simplemente una puerta abierta a la vida eterna en la presencia de Dios.

9 Ya que has puesto al Señor por tu refugio, al Altísimo por tu protección,
10 ningún mal habrá de sobrevenirte, ninguna calamidad llegará a tu hogar.

Dios hace una promesa increíble en los versículos 9 y 10. Se inicia con unacondición y termina con un resultado. En una declaración condicional, siempre debemos realizar la condición antes de que podamos reclamar la promesa. Si no estamos experimentando la protección divina de Dios, siempre debemos preguntarnos: “¿Estoy viviendo mi vida en la presencia de Dios y a la luz de su naturaleza y atributos?” Entonces, después de haber cumplido la condición, podemos llegar a tener la promesa.

11 Porque él ordenará que sus ángeles te cuiden en todos tus caminos.
12 Con sus propias manos te levantarán para que no tropieces con piedra alguna.

En estos versículos Dios nos revela el método por el cual Él protege a Sus hijos. Estos son los ángeles específicos de Dios que Él pone a cargo de velar por todos los caminos de los que optan por vivir dentro de su refugio y su participación es personal cómo te levantarán con sus propias manos.

13 Aplastarás al león y a la víbora; ¡hollarás fieras y serpientes!

Aquí vemos una imagen de la victoria que es nuestra cuando nos encontramos a la sombra de nuestro Padre Celestial. Por el Poder de Dios, vamos a ser capaces de “pisar” y “pisotear” sobre el león y la cobra … el “león” y la “serpiente”.

Dios está hablando aquí acerca de nuestro adversario espiritual, Satanás, que se describe en las Escrituras tanto como un león y una serpiente. Si está de pie cerca de Dios, su fuerza está detrás de ti y ni siquiera Satanás será capaz de te derrotar.

14 “Yo lo libraré, porque él se acoge a mí; lo protegeré, porque reconoce mi nombre.
15 Él me invocará, y yo le responderé; estaré con él en momentos de angustia; lo libraré y lo llenaré de honores.
16 Lo colmaré con muchos años de vida y le haré gozar de mi salvación.”

En los últimos tres versos, Dios mismo pronuncia ocho bendiciones para aquellos que se han consagrado a su servicio. El amor en versículo 14 en este contexto significa deleitarse, aferrarse. Esto nos enseña que Dios sólo se ha obligado a entregar a aquellos que verdaderamente se deleitan en Él de todas sus angustias, y Él les honrará. Dios satisfará aquellos que tienen derecho a las bendiciónes con la vida larga y le muestrará Mi salvación. La visión completa de la gracia divina será la visión final. 

Cabe señalar que las condiciones de la salvación son los mismos tanto en el Antiguo y Nuevo Testamento. Dios ha establecido las condiciones y que deben cumplirse para ser salvos. Jesús dijo: “No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo.22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre y en tu nombre echamos fuera demonios y en tu nombre hicimos muchos milagros? ‘23 Entonces les declararé: Nunca os conocí. Lejos de mí, hacedores de maldad.” – Mateo 7:21-23

Reina-Valera 1960 (RVR1960)Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.

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